Jn. 14,1-12
Rev. Alexander Díaz
A medida que el tiempo pasa más entrando mas en este maravilloso tiempo de la pascua y hoy estamos celebrando el quinto domingo Pascual, el evangelio de este domingo es un evangelio de recomendación a creer en el que Jesús hace a los doce. Se sienten en sus palabras un grade de tristeza y desconcierto en la voz del maestro en ver que al género humano representado en los doce, les cuesta creer y aceptarle como Dios y como mesías.
La humanidad desde siempre ha cuestionado a Dios y se ha vuelto en su contra a pesar de las múltiples muestras de cariño y a pesar de su misericordia mostrada en su hijo Jesucristo.
El hombre y la mujer modernos están cada día mas, perdiendo su fe y su esperanza en Dios, no porque Dios no les hable, sino porque simple y sencillamente se han enfocado en otros asuntos que no lo dejan crecer y lo que hacen es hacerlo más infeliz y llevar poco a poco una vida mísera y solitaria.
En el Evangelio de este domingo Jesús nos recuerda que la fe en el Padre incluye y comprende la fe en Él. El encuentro con el verdadero Dios es posible únicamente por medio de Jesucristo: "Nadie puede venir a mi Padre sino por mí" (Jn 14,6). Todos los caminos de búsqueda sincera de nuestro creador desembocan en Cristo.
Ser creyente y evangelizador significa profundizar en el encuentro de la conversión con Jesús y conocerle más profundamente y compartir esa experiencia con los demás. Evangelizar no es adoctrinar ni comprometer en tareas meramente sociales; tampoco es hacer un discurso intelectual sobre la fe. Evangelizar es mucho más: es ser portadores de una seria y profunda amistad con el Señor y tratar que los demás le conozcan con esa misma o mayor intensidad.
Una vez le preguntaron al beato Juan Pablo II, cuál era el camino más recto para encontrar la santidad y el beato respondió que el camino más mediato para ser santos era ser amigos de Jesús, entablar una amistad solida y sin complejos sin sentido, es simple y sencillamente ser amigos íntimos en el amor y en la escucha profunda de este amor.
En nuestro tiempo nos hemos acostumbrado a que las respuestas en nuestra vida y a nuestras necesidades (comida, vestidos, etc.) sean cubiertas por las cosas materiales: dinero, máquinas, etc. en lugar de las personas. Bien es cierto que todo ello nos llega de la mano de otros seres humanos, pero ningún ser humano se vuelve para nosotros la respuesta definitiva a todas las necesidades interiores. Hemos hecho nuestra la famosa frase “tanto tienes, tanto vales” cosa torpemente sin sentido porque lo material no de desarrolla ni te hace ningún bien cuando lo cambias por la verdad.
En el contexto de las necesidades más profundas del ser humano es donde se dan las afirmaciones de Jesús. Él es el camino, la verdad y la vida. Esto significa que es la explicación última de la vida humana. Encontrarse y profundizar en el Señor es ir construyendo poco a poco el rompecabezas de nuestra vida e ir recomponiendo las piezas en su sitio para que sea visible en su totalidad. ¿Cómo es posible que aquellas palabras pronunciadas hace años por Jesús tengan todavía hoy actualidad y sentido?
¿Cómo Jesús sigue siendo hoy, después de tanto desarrollo técnico e industrial, la respuesta para el ser humano?
Las respuestas son claras: las palabras de Jesús van dirigidas al corazón de cada ser humano y es ese corazón quien debe de responder a la llamada.
A pesar de los siglos los seres humanos no somos tan distintos ni tan desiguales. La historia de la humanidad se hace presente en nuestra historia personal y concreta donde hacemos el mismo recorrido. También en cada uno de nosotros hay una prehistoria y una Edad Media, y un tiempo contemporáneo que tenemos que saber ir conjugando para entender el papel de Dios en nuestra vida.
Termina nuestro texto de hoy recordándonos que los que seguimos a Jesús haremos obras mayores que Él. Nos describe el Señor el proceso de la evolución de la fe. Muchas personas se olvidan que la fe tiene su proceso y su evolución. No llegamos a una fe completa y total en el momento de la conversión. La fe se va labrando poco a poco, es como una obra de arte donde los autores son siempre dos: Dios y tú. (Mario Santana Bueno)
Que en la medida que nos encontremos con el maestro nos hagamos mas amigos de Jesús y que nuestra fe se vuelva cada día más solida, porque solida es nuestra confianza en él.
Amén..
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