viernes, 19 de agosto de 2011

VIGESIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás podrán vencer.. "
(Mt.16, 13-30)

Rev. Alexander Diaz


La liturgia de este domingo es rica en su contenido y sobretodo en su significado, porque nos toca dos temas grandes, el conocer a Jesús en su plenitud, ¿quien es el en realidad? y el la institución de Pedro como cabeza del colegio de los apostoles y la potestad de atar y desatar.

Jesús cuestiona a sus discípulos a cerca de que piensa la gente y que piensan ellos de su persona, no es una pregunta facil de responder, ya que se corre el riesgo de decir algo descabellado y sin sentido. Hoy es Jesús quien pregunta: -“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”
No pregunta “¿Qué dicen los escribas y fariseos sobre quién soy yo?”; ellos eran los entendidos, los que de verdad sabían a qué atenerse en los siempre difíciles y complicados temas de la fe. Pregunta “¿Quién dice la gente…?” La gente era precisamente quien le rodeaba, quien le había visto actuar, predicar y obrar Milagros, podemos decir que la gente era quien verdaderamente estaba en contacto directo con El.
Los fariseos despreciaban a la gente y es el propio Jesús quien quiere oír la voz de los despreciados. Muchas veces nosotros olvidamos las voces cercanas que nos interpelan y nos pueden ayudar y dar luz en nuestro camino de la vida de fe. Puede ser incluso que creamos que los santos están siempre lejos de nosotros, lejos de nuestra vida y de nuestra realidad.
Como vemos en el evangelio, las respuestas a cerca de su persona son variadas, todos tienen su propia opinion a cerca de El, y todos le ven de acuerdo a su conveniencia, tristemente es asi. Y tristemente hasta el dia de hoy sigue siendo una polemica que se mantiene viva en medio de la humanidad.
Para unos es el primer comunista, para otros un buen psicólogo y pedagogo, otros lo ven como un líder revolucionario, pero es más, mucho más que todo eso… El Señor va mucho más allá y ahora les toca a ellos, a sus íntimos, el definirse ante su maestro: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Una nueva pregunta que tiene otro contenido totalmente distinto. Es más íntima. Es a un círculo más cerrado con el que ha intimado y al que les ha explicado las parábolas.
Pedro responde en nombre de los demás. Cuando les preguntó sobre la gente fueron todos los discípulos los que contestaron, ahora es Pedro quien se hace portavoz del grupo y hace una confesión de fe: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente”. Inmediatamente Jesús le llama bienaventurado (feliz) porque había sabido captar perfectamente quién es el Señor.
Los sabios de Israel no captaron lo que Pedro y los Apóstoles sí pudieron captar. Ellos no eran de los sabios y racionales, sino de los sencillos y humildes a quienes el Padre revela sus misterios. Por eso les muestra Quién es su Hijo. (Mt. 11, 25)
Para razonar hay que estar en una búsqueda sincera de la Verdad, pues los razonamientos estériles no llevan a ningún lado. Hace falta la sencillez, la humildad, la niñez espiritual, para conocer los secretos de Dios y para darnos cuenta de dónde está Dios. Una fe viva, fervorosa, perseverante, inconmovible sólo viene de Dios y sólo la reciben los que se abren a este don. Y la llave que abre nuestro corazón y nuestra mente a las cosas de Dios es la humildad.
Jesús premia al apóstol con unas palabras que resonaran por toda la eternidad y que han sido disputadas por muchos, aunque nunca e entendido la razon por la cual lo hacen si esta tan claro que no hay espacio a la discusión.

"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás podrán vencer.. "(Mt.16,18) . Jesús habla de su Iglesia como cosa que El iba a construir: será una obra divina y no humana. Y promete que ninguna fuerza, ni siquiera las del Infierno, podrán destruir su obra.
“Lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo”, que equivale a decir: lo que decidas en la tierra, será decidido así en el Cielo. Las decisiones que tomes, serán ratificadas por Mí. Aprobación previa de parte mía en el Cielo a todo lo que decidas en la tierra sobre mi Iglesia. Este peso sobre Pedro y sobre todos los Papas después de él, tenía que contar con una asistencia especial.
Jesús edifica su Iglesia: con la presencia constante de su Espíritu Santo hasta el final, En un mundo tan racional como el nuestro, esto parece difícil de comprender y de aceptar. Pero así es. Cristo fundó su Iglesia así. Y prometió estar con ella hasta el final. “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo” (Mt. 28, 20)