viernes, 1 de junio de 2007

SER LUZ PARA LOS DEMAS


Dentro de los signos que se entregan en el sacramento del bautismo, la luz es uno de los signos que tienen un significado grande; el ministro que oficia el sacramento dice esta frase que a la gran mayoría se les ha olvidado,”…que iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz…” (Ritual de Bautismos) desgraciadamente se nos olvido que tenemos siempre que caminar en la luz, y caminar en la luz significa caminar en la verdad y en el amor. Jesús fue muy claro al decírnoslo “Yo soy la Luz del Mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida". (Jn 8, 12). Interesante verdad, el nos da la clave para vivir en la luz de la verdad, y es que solo Jesús es la solución a tantos problemas existentes en este mundo; siempre les digo a mis feligreses en mis homilías, que los gobiernos de nuestros países podrán crear muchos proyectos para cambiar, según ellos, los problemas existentes en el mundo, pero son proyectos vacíos, porque se les olvida, tomar a Dios en cuenta en ellos, recuerden, solo cuando el hombre se de cuenta que aceptando a Jesús en su vida y haciendo vida el evangelio podrá encontrar respuestas a tantas interrogantes en el mundo, se puede decir que cuando actuamos sin Dios, actuamos en la oscuridad y por ellos nos caemos y nos golpeamos en nuestra vida. Ahora bien, el caminar en la luz no es una opción, sino una obligación que adquirimos en nuestro bautismo, estamos obligados por tanto a ser luz donde quiera que nos encontremos, llamas encendida que iluminemos con nuestra vida, con nuestra manera de ser y de vivir, los padres ser luz para sus hijos, enseñándoles el camino de la verdad en la vida, y enseñándoles la alegría de vivir la fe, en esperanza y caridad; los gobernantes, siendo ejemplo de vida para todos los que gobiernan, utilizando en sus gobiernos el principio de subsidiaridad y el bien común para todos, pero da asco y pena ver que se utilizan estos puestos para sacar provechos personales y no para enseñar y servir a los mas pequeños, porque se tiene miedo de hacer la diferencia, son llamas que se apagan y cuesta volver a encenderlas. A veces me frustro, al ver la humanidad como un cielo nublado y en un invierno terriblemente frío, y árido, de amor, con la fría escarcha de la soberbia y el egoísmo, sin ni una estrella que ilumine y guíe, a aquellos que están interesados en buscar el amanecer calido y necesitado de fe y esperanza, por la simple y sencilla razón, de que nadie se atreve a hacer la diferencia, nos hemos vuelto veletas del modernismo, de la hipocresía, de la indiferencia, del asco de la rutina y por si fuera poco de la mediocridad. Recuerda que no hemos nacido para quedarnos estancados y en la oscuridad, hemos nacido para brillar, y brillar no me refiero solo a triunfar en la vida, me refiero al brillo del ejemplo de vida, de sinceridad, de honradez y de respeto mutuo, ya basta de seguir siendo lámparas quemadas que no ayudan en nada mas que para adornar, es justo y urgente que comencemos a ser luz, el mundo nos necesita, las futuras generaciones necesitan hijos de la luz y la verdad, que no caminemos en la oscuridad. Hay que repetir esto hasta que se entienda: la fraternidad, el amor, la entrega, no son cosas añadidas para que un hombre sea santo y perfecto. Son la substancia del hombre. Dios lo ha creado para eso. El hombre como individuo solitario no es hombre del todo. El hombre es hombre cuando vive en comunidad, y para la comunidad y en esa comunidad brilla y da ejemplo a los otros. Cuando sirve a alguien. Cuando ama a alguien, entonces es cuando irradia la luz de Cristo. “La luz del alma solo es luz cuando es repartida y compartida”. (Descalzo Martín) No olvidemos jamás que para todos —para cada uno de nosotros, por tanto— sólo hay dos modos de estar en la tierra: se vive vida divina, luchando para agradar a Dios; o se vive vida animal, más o menos humanamente ilustrada, cuando se prescinde de Dios. Nunca he concedido demasiado peso a los santones que alardean de no ser creyentes: los quiero muy de veras, como a todos los hombres, mis hermanos; admiro su buena voluntad, que en determinados aspectos puede mostrarse heroica, pero los compadezco, porque tienen la enorme desgracia de que les falta la luz y el calor de Dios, y la inefable alegría de la esperanza teologal. Un cristiano sincero, coherente con su fe, no actúa más que cara a Dios, con visión sobrenatural; trabaja en este mundo, al que ama apasionadamente, metido en los afanes de la tierra, con la mirada en el Cielo. (Amigos de Dios # 206). Te atreves a ser diferente y a ser luz para los demás.

jueves, 31 de mayo de 2007

LA VIOLENCIA UNA LEPRA QUE DEBEMOS ERRADICAR

Hablar de este tema es hablar de una realidad existente que verdaderamente necesita que se le tome especial interés; y al hablar de especial interés no me refiero solo a que critiquemos lo que sucede en nuestro entorno, sino a que busquemos de una manera seria y responsable los pro y los contras de este fenómeno que nos es mas que el fruto de la irresponsabilidad de muchos que no quisieron tomar con valentia su papel educador, ya se a como padres de familia o como gobiernos de turno, pero la realidad es tal que debemos ahora de buscar las alternativas para lograr una estabilidad y disminuir la violencia que tanto nos afecta a todos.
El santo padre Benedicto XVI, nos invita en primer lugar como Iglesia ha que tomemos conciencia de “nuestro tiempo, desafortunadamente marcado por no pocos episodios de violencia”. Y la invitación del Papa es porque los seres humanos nos acostumbramos a todo, increíble pero lo cierto es que también nos acostumbramos a la violencia siempre y cuando esta no toque a nuestra puerta. El Papa llama desafortunado ha nuestro tiempo porque la violencia nos ha invadido terriblemente, todos los días hay asesinatos por todas partes, y las autoridades son ya prácticamente incapaces de hacer frente a tanta gente que ha perdido el sentido de Dios y de la vida y que por lo mismo no se lo piensan dos veces para quitarle la vida a su próximo. Ante esta realidad de violencia podemos pensar nosotros en las guerras que siempre existen por una u otra razón en el mundo, y también de manera mas concreta en la violencia que vivimos en nuestro país, podemos pensar y decir muchas cosas pero lo que realmente interesa entender es: ¿De verdad hemos tomado conciencia de que la violencia nos está invadiendo por todos lados? ¿Nos preocupa o nos hemos acostumbrado ya a la violencia? ¿Qué estamos haciendo en nuestras familias, en nuestra comunidad para arrancar de fondo la raíz que produce la violencia en nuestras vidas? ¿Habremos entendido ya nosotros los cristianos católicos que el mundo sólo cambiara si trabajamos en serio por la conversión de cada hombre y de cada mujer? Poco tiempo antes de morir asesinado el primer presidente católico de los Estados Unidos: Jonh F. Kennedy, dijo: “La humanidad tiene que acabar con la guerra antes de que la guerra acabe con la humanidad”. Nunca el fuego se ha apagado con más fuego sino siempre con algo que no sea fuego, por eso se comportan como unos necios aquellos que en el mundo pretenden sembrar la paz cultivando la violencia, en toda la historia de la humanidad la violencia no ha hecho más que destruir a la misma humanidad y nos seguirá destruyendo mientras cada uno no hagamos lo que nos corresponde como cristianos para hacerle desaparecer en primer lugar de nuestras vidas. Cuando el Papa Juan Pablo II, visitó nuestro país en 1996, nos invitó a todos los salvadoreños a que fuéramos "Artesanos de la paz" y oró también para que El Salvador, Jesucristo, salve a El Salvador". ¿Pero hay paz en nuestro país? ¿Hicimos caso todos los salvadoreños de la invitación que el santo padre Juan Pablo II, nos hizo en aquella ocasión? Muy pocos. Hermanos, tenemos que pensar en la violencia que hace sufrir al mundo entero pero también en la violencia que hace sufrir a nuestras familias, a nuestras comunidades y pueblos pero, no pensar por pensar, sino pensar para tomar conciencia y orar para que cambie esta realidad que esta haciendo, como nos ha dice ahora el Papa Benedicto XVI, desafortunado a nuestro tiempo y a los que en el vivimos. Orar porque el Señor todo lo puede pero, comprometernos también nosotros, cada uno en su lugar, en aquello que él nos ha delegado como hijos e hijas suyos que somos. Estoy plenamente seguro y se lo digo a mis feligreses continuamente, este mundo no lo van a cambiar los gobernantes ni los políticos o políticas gubernamentales de nuestros países, esta sociedad la cambiaremos nosotros cuando nos encontremos verdaderamente con Jesucristo que es camino, verdad y vida, y encontrándonos con el podamos asimilar el mensaje del evangelio en nuestra propia vida. Tomémonos con seriedad y responsabilidad nuestro compromiso de educadores, sea un padre o madre responsable, un ciudadano responsable, no les eche la culpa a los otros, responsabilícese y comencemos nosotros por evitar la violencia. Pero ante todo oremos más, perseveremos más en la oración, en familia, y como iglesia. Porque recuerde que no estamos exentos de ser parte de este fenómeno. Que Dios nos bendiga y nos ayude ahora más que nunca.

miércoles, 30 de mayo de 2007

LA FE ES PARA VIVIRLA Y PARA SER MEJORES CIUDADANOS EN EL MUNDO

La fe es para vivirla. “Fe: ha dicho un santo: “Da pena ver de qué abundante manera la tienen en su boca muchos cristianos, y con qué poca abundancia la ponen en sus obras” (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n 579). El Papa no sólo nos pide en este mes que oremos para que los cristianos maduremos en nuestra fe sino también para que expresemos esa fe en Jesucristo mediante opciones de vida claras, coherentes y valientes: “Sucedió en Rumania, en tiempos de persecución, estando reunidos un gran número de fieles católicos en un lugar para orar, de repente entraron un grupo de hombres fuertemente armados y amenazaron a todos diciéndoles: “ustedes son unos perros cristianos y los vamos a fusilar a todos pero, si alguno está dispuesto a renegar de Cristo, le dejamos salir en este momento”. Unos pocos entre los que estaban sentados se pusieron de pie y salieron, los demás no se movieron. Entonces aquellos hombres cerraron las puertas y les gritaron a los de afuera: “nosotros somos en verdad católicos, pero no queremos orar con personas que no están dispuestas a morir por su fe, así que les pedimos que no se vuelvan a parar más en este lugar” (P. Juan Rivas, Lideres y dirigentes, p.33). Aunque sea duro pero tenemos que reconocerlo que la gran mayoría de bautizados ya nos hemos acostumbramos a una vida cristiana mediocre: “Seleccionamos de Cristo, lo que nos agrada o nos conviene pero rechazamos lo demás” (Manual de la Legión de María, IX, 3). Es erróneo que “queramos hacer un cristianismo a nuestro gusto. No queramos domesticar el Evangelio, sino que nosotros domestiquémonos al Evangelio y tratemos de seguir al Cristo auténtico, si de veras queremos ser salvos” (Mons. Romero). Quien ha madurado en su fe lo demuestra, como ha dicho el Papa, mediante opciones claras de vida, coherentes y valientes. Pero esto no es lo que está sucediendo hoy en día con la mayoría de bautizados, son muchos los que por todos lados llevan vida de camaleones, es decir que, adoptan el color que más les conviene en cada situación de su vida, viven como diría San Pablo “buscando sus propios intereses y no los de Cristo Jesús” (Fil 2,21). Y otros aún diciendo que creen en Jesucristo viven “como enemigos de la cruz de Cristo” (Fil 3,1. Nos dice la Iglesia “Todos los fieles cristianos, doquiera que vivan, están obligados a manifestar, con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra, al hombre nuevo de que por el Bautismo se revistieron, y la virtud del Espíritu Santo, por quien han sido fortalecidos mediante la Confirmación; de tal modo que todos los demás, al contemplar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y perciban en su plenitud el sentido auténtico de la vida y el vínculo universal de la unión de los hombres” (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, n 11). Vivir la fe de manera auténtica es una cuestión de conciencia, un reto que cada una y cada uno decide si aceptar o rechazar. Usted es libre de vivir, si quiere, un cristianismo nada más de nombre, sin complicarse la vida, sin preocuparse por nada ni por nadie. Sólo que sepa algo: esa actitud no es propia de un buen cristiano, sino de una cristiana, de un cristiano a medias ¿quiere usted ser de ellos? Es su decisión.

EL MUNDO ESTA ENFERMO POR FALTA DE AMOR




Hace algún tiempo cuando era estudiante me pregunte varias veces de porque nuestro mundo es tan cruel, y a veces tan déspota en su actuar, y después de darle tantas vueltas al asunto, les podrá parecer risible, mi conclusión fue la misma que muchos otros, el mundo esta enfermo de amor, a nuestra sociedad le falta amor; y esto es sencillo, lo vemos a menudo en nuestro actuar cotidiano, familias enemistadas, hombres y mujeres que se odian entre si, nadie quiere sentirse responsable de ayudar a los otros. El hombre se ha materializado de una manera que le cuesta aceptar a los demás con el amor sublime con el que Cristo nos ha mandado vivir. El amor debe de ser uno de los signos principales con los cuales nos debemos de identificar, y Jesús nos lo dijo de una forma muy clara: “En esto conocerán que son mis discípulos, en que se aman los unos a los otros, igual que yo les he amado” (Jn. 13,35) todos queremos ser amados, a todos nos gusta sentir el cariño de los demás, pero que triste que poco nos gusta amar a los demás. El amor es vital, para el desarrollo de la misma humanidad, la arrogancia, la prepotencia, el orgullo, la indiferencia, el egocentrismo, la envidia, son el cáncer que destruye nuestros vínculos personales, nuestros matrimonios y porque no decirlo, nuestras amistades mismas. El hombre que no ama, se vuelve vació, e insensible y agonizante, pierde la esperanza de crecer y ser mejor, olvida el objetivo con el que fue creado, olvida que es fruto de una amor. San Pablo nos habla del amor y dice: “Hermanos: aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que bronce que resuena o platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve” 1ª Cor.13, 1-13. Interesante lo que nos dice San Pablo verdad, con esto nos quiere decir que aunque nos esforcemos al máximo en esta vida pero si no lo hacemos con amor no tiene sentido, todo lo que hagamos en esta vida tratemos de hacerlo con amor, desde lo mas pequeño hasta lo mas grande, que cuesta que tratemos a nuestros hermanos con respeto, porque no podemos tratar a los demás con sinceridad y transparencia, hagámoslo o al menos intentemos hacerlo. Tengo claro que cuesta tratar bien a aquellos que nos tratan mal, pero eso es que porque no confiamos en Dios, no pierdas tu tiempo odiando, y perdiendo la felicidad en algo que no te ayuda a crecer, ama y vive con libertad espiritual, El amor es la solución a todos los problemas de la tierra: “El mal debe de ser combatido con el amor, nos decía Juan Pablo II, solo el amor engendra amor, el odio engendra odio. Y que razón tenía cuando lo decía, “Amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor." (1 Jn. 4:7-8) Alguien podría pensar, que este articulo es demasiado piadoso, pero la verdad es que creo y estoy seguro que no hay otra solución en el mundo para erradicar el odio y el mal que existe, que el amor, y recuerde cuando trate mal a alguien o piense en vengarse de alguien que esta contradiciendo su compromiso con el maestro, porque usted es un reflejo vivo de Dios, y cuando usted sonríe y se alegra y vive la vida con ilusión, Dios sonríe a través de usted. Necesitamos con urgencia, matrimonios que se amen de verdad, creo que no hay matrimonios perfectos, ni familias perfectas, ni hombres y mujeres perfectos, solo hay matrimonios, familias y hombres y mujeres que se aman, y buscan solucionar sus imperfecciones desde el amor, porque todo aquel que odia es por falta de amor. “El amor es comprensivo, el amor e servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor no pasará jamás”. 1ª Cor.13, 1-13. Que le parece si comienza a querer a aquellos que no lo quieren, que sea nuestro propósito en este año. Que Dios les bendiga.

martes, 29 de mayo de 2007

Tenemos el deber de ser artesanos de la paz


"La paz es el anhelo que todos los seres humanos buscamos. Creo que en el mundo son pocos los que no anhelan tenerla. Todos nos esforzamos o al menos tratamos de buscarla y todos estamos obligados a ser constructores de paz."

Estas fueron palabras que el tan querido y recordado Juan Pablo II nos dijo en su primera visita a nuestro país en 1983. "Todos tienen el deber de ser en este país, tan convulsionado por el odio y la violencia, artesanos de la paz"

Me parece que fue ayer que lo dijo, y ya han pasado veinticinco años, y aún nos falta mucho por hacer. Nada vale tanto como la paz. Por eso Jesús mismo dijo: "Dichosos los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,9).

Siempre me he preguntado como alguién que se denomina cristiano, no es capaz de trabajar con asiduo por conseguir un estado de paz en el ambiente donde vive y se desarrolla. Y es que ser un elemento de paz no es nada fácil y sencillo, porque implica que hay que comenzar por tener paz interior para poder transmitirla, y plantarla; y para tener esa paz interior hay que hacer obligatoriamente, un encuentro personal con Jesús vivo y resucitado, un encuentro que es necesario y que urge.

Uno de estos días se acerco una persona y me pregunto: ¿Padre, cual cree usted que es la solución más correcta para cambiar toda la violencia que impera en nuestra sociedad? Le conteste que todo esto cambiará hasta que todos los hombres y mujeres asimilemos con responsabilidad el evangelio, y lo hagamos vida, en nuestras vidas mismas. Cuando el evangelio cala en lo más profundo de nuestro corazón, nos volvemos diferentes, y la paz interior sale a la luz.

Al hablar de convicción me refiero a vivir con transparencia y sinceridad, apartando de nosotros esos fanatismos absurdos que lo único que hacen es dividirnos más. Claro, todo esto hay que verlo con ojos de fe. Si lo vemos con ojos humanos nada de esto es posible, pero recordemos que "para Dios todo es posible" (Mc 10,27).

Es tiempo que como seres humanos nos detengamos a examinar que el odio, la violencia, la envidia, y todo aquello que atenta contra la armonía de nuestro diario vivir, no nos hace felices, y por ende no nos lleva a nada. ¿ No se ha preguntado alguna vez que es lo que le estamos legando a nuestras futuras generaciones? Al paso que vamos lo que heredaremos no es más que una ciudad desgarrada y estropeada, por el odio y la división.

Ya San Pablo nos lo advirtió: "No se acomoden al mundo presente" (Rm 12,2). Usted puede convertirse en el terrorista de su propia vida, de su familia, en el terrorista de su comunidad pues "si no vive en paz con Dios sólo difícilmente vivirá en paz con su prójimo" (Juan Pablo II).

Nuestro tiempo nos exige que trabajemos por "salvar a la persona humana y renovar nuestra sociedad. Pero se trata de salvar al hombre y a la mujer en su unidad y totalidad, con cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad" (GS 4). Como cristianos no podemos sentarnos ha esperar para que Dios arregle todo lo que nos hace sufrir en este mundo sino que, nos corresponde también a nosotros trabajar para hacer de este mundo un lugar más digno donde podamos habitar todos los hijos e hijas de Dios.

Por eso, la Iglesia nos dice: "Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar, con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra, al hombre nuevo de que por el Bautismo se revistieron, y la virtud del Espíritu Santo, por quien han sido fortalecidos mediante la Confirmación; de tal modo que todos los demás, al contemplar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y perciban en su plenitud el sentido auténtico de la vida y el vínculo universal de la unión de los hombres" (AG 11).

Por tanto, urge que nos responsabilicemos de nuestras propias acciones y comencemos a ser hombres y mujeres que forjemos con nuestras vidas la paz que tanto anhelamos, encontrémonos con Cristo, y seamos cristianos vivientes en nuestra sociedad.