jueves, 4 de octubre de 2007

A mi querida Patria El Salvador


DIOS UNION LIBERTAD

A todos nos parecen familiares estas tres palabras, Dios, Unión, Libertad, el hecho es simple, están escritas en el centro de nuestra bandera, como los tres bastiones centrales de nuestro país, que por cierto, tanto extrañamos los que estamos lejos, y cuanto añoramos regresar para disfrutar de su cariño, su calor y de todo lo que nos ha dado. Pero el punto no es ponerme triste y melancólico al recordarlo, sino en detenernos a ver el significado que encierran estas palabras y cuanto las necesita nuestro país en este momento. Este es el mes dedicado a recordar y honrar a nuestra patria, sus símbolos y todos nuestros valores culturales, que generación tras generación se nos han venido trasmitiendo. Hace unos días un feligrés se acerco y me dijo: Celebrar la independencia ¿de que? Si aun seguimos siendo esclavos, no somos libres ni se nos respetan nuestros derechos, y la violencia en nuestros países sigue creciendo. Hasta cierto punto el, en su pensamiento, creo que tiene razón de pensar así, cuando se ve todo lo que rodea nuestro país; pero la respuesta no esta lejos, esta escrita en el centro de nuestra bandera. La primera y fundamental razón por la cual nuestro país se desgarra y se vuelve mas inseguro es porque muchos no conocen a DIOS, para ellos El, es solo un cuento o una leyenda quizás y ni tienen la mínima intención de conocerlo ni de dejarse encontrar por El; Juan Pablo II decía “Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?, interesante argumento del Papa, y es que un país sin Dios se vuelve un caos, porque caeremos en la tentación de buscar nuestros propios intereses sin importar lo que les suceda a los demás, a eso se le llama corrupción, y recordemos que la corrupción es fabrica de pobreza en nuestro país y desgraciadamente esa falta de Dios ha corroído, a muchos de los que están al frente de nuestro país; es interesante ver como en muchas instituciones publicas y también privadas, se despedazan y destruyen por buscar los mejores puestos, donde muchos no se preocupan por hacer el mínimo esfuerzo, donde los pequeños no tienen voz ni voto, donde se busca el poder con beneficios personales, y es lógico, porque cuando se deja de creer en Dios se comienza a creer en cualquier cosa; ahora bien, si Dios no esta en nuestra vida, como esperamos sembrar UNION, donde no la hay, pero si no somos capaces de buscar la unidad nunca conseguiremos crecer, ni fortalecer nuestros mismos principios, me ponía a pensar un día de estos, como esperamos sacar adelante nuestro país si estamos divididos entre nosotros, vemos a los gremios de todas las entidades divididas en colores, como si esa fuera la solución a los problemas existentes, vemos los bandos engendrando violencia y destrucción, odio y egoísmo, sin darse cuenta que nos estamos destruyendo entre nosotros, mi pregunta es, que ganamos con vivir desunidos, que gana el país y la sociedad entera con una lucha llena de violencia y desorden que no hace mas que sembrarnos en zozobra e inseguridad, impregnada de desigualdad e hipocresía, ¿es que nos hemos olvidado que hay un camino que se llama dialogo?, ¿que se llama caridad?, ¿que se llama búsqueda del bien común? recordemos que sólo en un mundo de hombres sinceros es posible la unión, Jesús mismo oraba antes de padecer en la cruz, “ que todos sean uno padre, como tu y yo somos uno…” (Jn.17,21-23), si queremos buscar una patria unida, debemos de vivir con Dios en nuestras vidas, ahora bien, donde queda la LIBERTAD, una palabra que se ha utilizado como bandera de beneficios personales por muchos, cuando en realidad, lo que buscan es opacarla y oprimirla cada vez mas, como vamos a engendrar libertad si vivimos desunidos y enemistados, cubriendo cada quien sus intereses personales, es por ello que Juan Pablo II nos dijo en mas una ocasión que “El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se hallan en Jesús. Dejad que Jesús forme parte siempre de vuestra hambre de verdad y justicia, y de vuestro compromiso por el bienestar de vuestros semejantes” cuando escucho esos discursos vacíos de Dios, vacíos de fe en Jesús de muchos oradores implorando la libertad, pienso que no se conseguirá sin El, el Mahatma Gandhi afirmaba “La causa de la libertad se convierte en una burla si el precio a pagar es la destrucción de quienes deberían disfrutar la libertad”, no tratemos de cambiar nuestra patria si Dios no esta en ella, porque la Unión y la Libertad dependen de nuestro contacto y cercanía con Dios, porque los proyectos de los gobiernos se quedan obsoletos y no cambiaran la vida de la sociedad porque carecen de Dios y se empecinan en ignorarlo, el cambio vendrá cuando los hombres y mujeres hagamos un encuentro personal con Cristo Resucitado, y dejemos de luchar por colores políticos que lo único que hacen es dividirnos mas. Entonces amaneceremos a la verdad del Amor. Feliz mes de la Patria.

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario.


LA VIRTUD DE LA ESPERANZA.LA VIRTUD DE LA ESPERANZA.

¿Qué es la virtud de la esperanza?
“La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. “Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Heb 10,23). “El Espíritu que El derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna” (Tit 3,6-7) (Catecismo de la Iglesia Católica, 1817). Podemos entender entonces que, la virtud de la esperanza al igual que las demás virtudes teologales, “ha sido infundida por Dios en el alma de cada fiel cristiano para hacernos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1831). Fíjese bien que el tener esta virtud no depende de nosotros sino que es un puro don del Señor en nuestras almas; lo que sí depende de nosotros, de alguna manera, en cuanto que exige de nuestra colaboración personal, es el hacer que esta virtud crezca en nuestras vidas. Y aquí un punto muy importante: ¿Por qué muchos cristianos viven tristes, deprimidos, amargados y sin ninguna esperanza? ¿Será que Dios no ha infundido, sembrado en ellos la virtud de la esperanza que les tendría que hacer aspirar al Reino de los cielos, y ha vivir felices aun en medio de todos los problemas de la vida? en estos casos el problema no es de Dios, sino de cada persona que en vez de poner su confianza en las promesas del Señor ha preferido mejor apoyarse en sus propias fuerzas, y no en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. Es muy fácil encontrar cristianos que viven desesperanzados por un problema familiar, por cuestiones de salud, porque la vida esta muy cara, por la situación que se vive en el país; y a veces, esa desesperanza se filtra aun entre quienes participan activamente en la vida de la Iglesia por problemas que de repente surgen dentro de la misma comunidad cristiana pero, ¿será verdaderamente todo lo anterior, la raíz última de la desesperanza que viven muchas personas? Claro que no, la raíz última de la desesperanza en nuestra vida no tiene su origen en los problemas que nos rodean ni siquiera en nuestros propios pecados sino, en el hecho de no habernos encontrado todavía realmente con Aquel que “ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia” (Jn 10,10); San Agustín es el que nos ha dicho: “Nos hicisteis Señor para Ti, y nuestro corazón estará inquieto mientras no descanse en Ti”. Hermanos y hermanas, es bueno entender que: “Si la desesperanza penetra en nuestro corazón es porque ha encontrado en él un lugar donde anidar, una complicidad; si la desesperanza nos vuelve agrios o malos, es porque nuestro corazón esta vacío de fe, esperanza y amor” (Jacques Philippe, La Libertad Interior p.85).