sábado, 29 de diciembre de 2007

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA


OREMOS POR NUESTRAS FAMILIAS
La familia, un invento de Dios.
La Palabra de Dios en este domingo nos invita a reflexionar sobre el ser y la misión de la familia que “es la célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el hombre nace y crece” (Juan Pablo II, Vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, 40). Y lo primero que decimos es que la familia no ha sido un invento del ser humano sino un invento de Dios, fue él quien determinó el ser y hacer de la familia humana. Dios creó al ser humano “como hombre y mujer” (Gn 1,27), y preparó a cada uno de ellos con unas características propias, es decir, con una manera de ser y de obrar tales que, el hombre encontrara en la mujer, y la mujer en el hombre, el complemento propio de su ser. Esta diferencia pero al mismo tiempo igualdad, entre el hombre y la mujer, tienen su origen en Dios, y es fuente de unidad y de felicidad mutua: “Esta vez si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne” (2,23-24). Ni el hombre ni la mujer son un objeto, una cosa, que el uno o el otro puedan utilizar sino que, el hombre y la mujer, cada uno y cada una, han sido queridos y creados desde el principio a “imagen y semejanza de Dios” (Gn 1,26). “Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó a la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Y ha sido voluntad suya que un hombre y una mujer unidos en matrimonio formen con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Por su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con ellas son coronados como su culminación. Sin embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2202-2203; 1652; 1654). El ejemplo perfecto de cómo se hace y se vive en una familia lo encontramos en la familia de Nazareth; y el primer detalle con el que nos encontramos es que José y Maria habían vivido un noviazgo de acuerdo a la voluntad de Dios, se lo dice la Virgen al ángel cuando él le anuncia que va ha quedar embarazada: “¿Pero como será esto, puesto que no conozco varón”? (Lc 1,34). Entre José y Maria prevalece la verdad y hay respeto del uno hacia el otro, por eso, Ella le contó lo que estaba sucediendo, no lo engañó, y él, al no entender aquello, “resolvió repudiarla en secreto” (Mt 1,19). José prefería sufrir en silencio antes que hacerle un escándalo a su prometida. Y cuando las dudas se aclararon, José y Maria, renunciaron a la posibilidad de tener una familia como todas las demás para ser los padres (Lc 2, 48) de Aquel que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). Renuncian así mismos para dedicarse a cuidar al Hijo de Dios desde el momento de su concepción, moviéndose de un lugar para otro, cuando el niño nace, para salvarlo del malvado Herodes, tal y como nos lo cuenta hoy el Evangelio. Y su Madre estará con El, aún en el momento mas difícil de su vida en la tierra, la hora de su crucifixión en la cruz. Santa Maria y San José, se ofrecieron así mismos al Señor como un sacrificio puro, renunciando ha aquello que les era propio en su condición de esposos para servir por completo a la realización de los planes de Dios en su Hijo. El amor humano vivido dentro del matrimonio que lleva a la creación de una familia exige fidelidad a los Mandamientos de Dios, amor, respeto y sacrificio por la persona amada, la esposa, el esposo, los hijos. Sin eso, es imposible que un hombre y una mujer sean capaces de formar una familia según el querer de Dios.
Para dialogar:
¿Cómo esta su familia? ¿vivir en unión libre, es decir, sin haber recibido el sacramento del matrimonio, será algo agradable a los ojos de Dios, será eso un bien para la familia, la Iglesia, la sociedad?. Pensando en la vida de la Sagrada Familia: ¿Qué enseñanzas encuentra usted para su propia vida?