sábado, 5 de abril de 2008

III DOMINGO DE PASCUA

LA PRIMERA EVANGELIZACION Y LA NUEVA EVANGELIZACION
“La evangelización es la misión propia de la Iglesia” (Documento Pueblo, n.4), y esta es una tarea que le fue confiada por Nuestro Señor una vez resucitado: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28,19). Los apóstoles se tomaron en serio esta misión, poniendo al servicio de ella todos los bienes con que contaban, e incluso se dispusieron ha sacrificar y sacrificaron hasta sus propias vidas. ¿Por qué tanto así? Porque estaban convencidos de quien era Jesús; habían sido testigos de su Pasión y, Muerte, y después de tres días, también de su Resurrección, y eso los hizo capaces de comprender, que Jesús era el Hijo de Dios, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La predicación del Evangelio comenzó a cambiar la vida de las personas, de las familias, y de las sociedades. Pero no creamos que esta primera evangelización fue una tarea fácil para los cristianos de aquella primera hora sino que, muy por el contrario, tuvieron que hacerle frente a toda una serie de dificultades que amenazaban con destruirles: “Las cadenas, las prisiones, el exilio, el hambre, el fuego, las bestias feroces y todos los suplicios que la crueldad de los perseguidores les ha hecho imaginara, no han podido empañar esta fe en el Senor Jesús. No solamente hombres, sino también mujeres, niños pequeños y muchachas han combatido por ella en todas las partes del mundo hasta derramar su sangre” (San León Magno, Sermón 72). ¿Pero qué fue lo que transformó a esta gente, lo que hizo que los mismos apóstoles cambiaran? Y la respuesta nos la ofrece el evangelio de este domingo: Fue el encuentro con Jesús Resucitado. Fue eso lo que hizo que aquellos primeros discípulos que estaban tristes, decepcionados, y con deseos de volverse a sus casas, cambiasen por completo, y en adelante, se dedicasen de lleno, y sin ningún miedo, a predicar que: “a este Jesús Dios lo resucitó, y de lo cual todos ellos eran testigos” (Hc 2, 33). Debemos de entender que aquellos primeros cristianos no hubieran sido capaces de realizar esta primera evangelización, si no hubiesen tenido un encuentro personal con Jesús Resucitado; y si esta primera evangelización no se hubiese realizado, el mundo no seria lo que es, y posiblemente la luz del evangelio todavía no hubiese llegado hasta nosotros. ¿Qué estamos haciendo nosotros para que la Palabra de Nuestro Senor Jesucristo sea conocida, creída y vivida? Existe en nuestra Iglesia una gran mayoría de cristianos que no han entendido que la evangelización es una tarea que nos corresponde a todos los bautizados. Muchos cristianos se han conformado con ser únicamente domingueros, a misa si, pero nada mas eso, sin asumir en serio ningún tipo de compromiso cristiano en sus familias, o en su comunidad. ¿Hacia donde cree usted que esta caminando cada vez mas el mundo? Hacia la descristianización, a vivir como si Dios no existiera. En su reciente visita que los obispos salvadoreños han realizado al Papa, él les ha dicho: "es preciso impulsar un ambicioso y audaz esfuerzo de evangelización en vuestras comunidades diocesanas, orientado a facilitar en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo vivo que está a la base y en el origen del ser cristiano" (Visita Ad Limina de Obispos de El Salvador (02-28-08). Pero eso, sólo será posible con la participación de todos los bautizados y bautizadas.