sábado, 18 de diciembre de 2010

“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel"

Mt. 1,18-24.
Cada año los cristianos nos regocijamos con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, pero en este caminar, muchos dudamos y vacilamos en torno a este acontecimiento o surgen preguntas que nos ponen a reflexionar: ¿Cómo fue el nacimiento de Jesús? ¿Cómo es posible que se diese en tales circunstancias?

¿Serán los textos sólo unos estilos literarios sin contenido real?

Pienso que estas respuestas solo las encontraremos si vemos todo con fe, tenemos que acostumbrarnos que ante el misterio de la encarnación de Cristo es más digna la adoración que la investigación. Es simplemente imposible

volver a las entrañas físicas de María para saber con detalle qué ocurrió y cómo ocurrió.

Hay personas que tratan de establecer un paralelismo entre nuestro nacimiento humano y el de Jesús. Fue igual en cuanto a su ser hombre pero fue distinto en su ser Dios. Este equilibrio solamente lo puede entender quien descubre esas dos dimensiones en la vida del Señor.

La Virgen María estaba "desposada" con José, es decir, comprometida para casarse,

sin que hubieran llegado todavía a convivir juntos. Cristo nació de una Virgen desposada. Ella era consciente de lo que se obraba en su interior.

José tuvo misericordia y moderación, dos cualidades que necesitamos en nuestra vida diaria de cristianos. Muchas veces enjuiciamos a los demás de una manera más que gratuita.

Nosotros en lugar de escuchar los consejos de la Palabra, hacemos nuestros consejos de guerra interiores. Nos hacemos jueces y verdugos de los demás sin haber sido llamados para eso. Nadie nos ha nombrado ni jueces ni verdugos de las personas que nos rodean o de las situaciones que vemos cada día. Misericordia y moderación necesita nuestra mente y nuestro espíritu.

José obró así no por debilidad sino por humanidad y misericordia. Era un hombre bueno.

Jesús es el "Enmanuel", el Dios con nosotros. ¿Qué signifi

ca esto para nuestra vida?

Significa que Dios está participando de nuestra naturaleza y de nuestra realidad, que no nos olvida, que se ha hecho compañero de camino y que respeta nuestro ritmo, nuestro proceso.

El Señor no se queda atrás ni se aleja de nosotros. Cuando tú te paras el Señor se detiene contigo. Cuando caminas, Él también lo hace contigo. Cuando te sientas a descansar de tus fatigas, él se convierte en tu reposo.

Muchas personas sienten a Dios lejano porque no le dejan entrar en su vida. Para ellos Dios tiene otros rostros: el castigador, el justiciero, el vengativo. Pero la presencia del Enmanuel sólo la descubre quien es capaz de abrir las puertas y ventanas de su corazón, y de mirar alrededor, y de amar.

Las tres cualidades que el evangelio nos muestra de José y María que aceptan incondicionalmente la voluntad de Dios, incluso cuando son criticados y atacados por su misma gente; estas cualidades son las que faltan en muchas vidas donde existe rebelión y rechazo ante lo que Dios nos pide. Violencia interior y externa hacia lo que no entendemos. No aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida.

Todos sabemos por propia experiencia que es muy difícil permanecer las veinticuatro horas al día siguiendo a Jesús. Ejemplos claros los tenemos en la Palabra. Pero no es menos cierto que nuestra vida de fe tiene que hacer el recorrido propio de la vida de Jesús: tenemos que nacer con Él y a Él. Tenemos que caminar por los caminos y subir a las montañas y navegar en el lago junto a Él. El tema no es el autosugestionarnos, la cosa está en dejar que nuestro corazón lata con el de Cristo, sólo así podemos experimentar vivencialmente que Él camina con nosotros.

A veces me da la impresión que muchos cristianos pierden el tiempo buscando explicaciones que viviendo la voluntad y la gracia de Dios en su vida. Que en esta navidad que celebraremos en unos cuantos días, el niño Jesús nazca en cada uno de nosotros y sea el inicio de una nueva vida…

¡Feliz Navidad!

domingo, 12 de diciembre de 2010

NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE GUADALUPE


La Virgen Santísima se apareció en el Tepeyac, México, a san Juan
Diego el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México. La madre de Dios vien
e para dar a conocer el evangelio a sus hijos nativos del nuevo continente y para "mostrar y dar" todo su "amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre".
Como prueba de su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo.
Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente". Otros
reconstruyen el nombre como "Tlecuauhtlapcupeuh
" que significa: "La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego". De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe", relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340. En España existían dos advocaciones a la Virgen de Guadalupe, en Cáceres y en La Gomera. Sin embargo la Guadalupe Mexicana es original. ¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!.
La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando proféticamente la condición de todo su pueblo. El Señor "derriba del trono
a los poderosos y enaltece a los humildes". Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie sino un don de amor para todos. La Virgen pide a Juan Diego que vaya al obispo. El obispo de México era Fray Juan De Zumárraga, franciscano. De esta manera la Virgen enseña que se debe someter a la autoridad legítima que Jesús estableció en la Iglesia.
Cuatrocientos años debieron pasar para que la cultura occidental reconociera admirada que la imagen impresa sobre el ayate indígena era un verdadero códice mexican
o, un mensaje del cielo cargado de símbolos. Helen Behrens, una antropóloga norteamericana descubrió en 1945 lo que los ojos de los indios habían "leído" en la pintura de la "Madre del verdadero Dios por quien se vive" aquel diciembre de 1531.


Descripción de la Imagen
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en un tosco tejido hecho con fibras de maguey. Se trata del ayate, usado por los indios para acarrear cosas y no de una tilma, que usualmente era de tejido más fino de algodón. La trama del ayate es tan burda y sencilla, que se puede ver claramente a través de ella, y la fibra del maguey es u
n material tan inadecuado que ningún pintor lo hubiera escogido para pintar sobre el.
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una maravillosa síntesis cultural, una obra maestra que presentó la nueva fe de manera tal que pudo ser entendida y aceptada inmediatamente por los indios mexicanos. Es imposible de describir aquí la rica y complicada simbología que contiene este cuadro-códice porque cada detalle de color y de forma es portador de un mensaje teológico.
El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación, pues en aquel momento todavía no habían mestizos de esa edad en México.
María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados entonces tanto por los indios como por los conquistadores. El cuadro que se conserva en la moderna Basílica del Tepeyac mide aproximadamente 66 x 41 pulgadas y la imagen de la Virgen ocupa unas 56 pulgadas del mismo. La Virgen está de pié y su rostro se inclina delicadamente recordando un poco las tradicionales "Inmaculadas". Esta oportuna inclinación evita que el empate que une las dos piezas del tejido caiga dentro de la
faz de la Virgen. El manto azul salpicado de estrellas es la "Tilma de Turquesa" con que se revestían los grandes señores, e indica la nobleza y la importancia del portador. Los rayos del sol circundan totalmente a la Guadalupana como para indicar que ella es su aurora. Esta joven doncella mexicana está embarazada de pocos meses, así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura, el ligero abultamiento debajo de este y la intensidad de los resplandores solares que aumenta a la altura del vientre. Su pie esta apoyado sobre u
na luna negra, (símbolo del mal para los mexicanos) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila.
La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y conservador de todo el universo; que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles, con un mismo amor de Madre. Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos.
La imagen ha sufrido serios atentados y ha salido incólume de ácidos corrosivos y hasta de una bomba de gran tamaño que, en 1921, un desconocido escondió entre flores que malvadamente le ofrecía. Al explotar la bomba, causó gran destrucción. El crucifijo de metal que estaba cerca de la Virgen quedó retorcido y sin embargo la imagen de la Virgen quedó intacta. El cristal del marco de su imagen no se rompió. Ver estudios
Los Papas y la Virgen de Guadalupe
Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI, de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". En esta gran basílica Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990.
En sus cuatro visitas a México, Juan Pablo II ha visitado el Tepeyac y honrado con profundo amor filial a la Virgen de Guadalupe a quien ha encomendado el continente Americano y su nueva evangelización.
La Virgen de Guadalupe, defensora de la vida.
El Papa Juan Pablo II nos enseña que, ante la actual cultura de la muerte, encontramos esperanza en la Virgen de Guadalupe, la gran abogada y defensora de la vida humana. Ella apareció embarazada. Los indios comprendieron que les visitaba la Madre de Dios. Tras la conversión, los indios cesaron de ofrecer sacrificios humanos que hasta entonces eran comunes. Por eso la Iglesia pide hoy día su intercesión para defender la vida contra el genocidio del aborto y otras amenazas contra los inocentes.
En su cuarta visita a México, del 22 al 26 de enero de 1999, Juan Pablo II puso a los pies de la Virgen el documento del sínodo de las Américas que en aquella ocasión entregó a la Iglesia como fundamento para la Nueva Evangelización que solo es posible por la obra del Espíritu Santo. La Virgen es la que propicia la obra divina con su FIAT. Así es corredentora con su Hijo Jesucristo. La cuarta visita del Papa a México coincidió con el 26 aniversario de la legalización del aborto en USA, poniéndose así de relieve la gran batalla mundial por la dignidad de la vida humana.
La Fenómeno de la Tela
Lo primero que llama la atención de los expertos en textiles es que la tela del ayate sobre el que está la imagen de la Virgen es de fibra vegetal de maguey. Por su naturaleza, esta fibra se descompone por putrefacción en veinte años o menos. Así ha sucedido con varias reproducciones de la imagen que se han fabricado con este mismo tejido. Sin embargo el ayate de la imagen ha resistido mas de 470 años en perfecto estado de conservación. Por causas ininteligibles a los expertos, el ayate de la imagen es refractaria a la humedad y al polvo.
La imagen de la Virgen de Guadalupe estuvo 116 años expuesta a las inclemencias del ambiente, sin protección alguna contra el polvo, la humedad, el calor, el humo de las velas y el continuo roce de miles y miles de objetos que fueron tocados a la venerada imagen, además del constante contacto de manos y besos de innumerables peregrinos. Todo esto sin que se haya deshilachado ni desteñido su bella policromía.
El Fenómeno de la Imagen
La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales". No han podido explicar el origen de los pigmentos que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintado.
Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario. Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos -como se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano-, sino que fue plasmada directamente, tal cual se la ve, sin tanteos ni rectificaciones.
La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es incomprensible e irrepetible
(Tomado de corazones.org)