sábado, 14 de septiembre de 2013

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

“Los pecadores y publicanos solían acercarse a Jesús para escucharle”

(Lc.15, 1-32)

Por-qué-coméis-y-bebéis-con-los-publicanos-y-pecadoresEl evangelio de este domingo es un párrafo largo pero lleno de contenido, son tres parábolas de gran significado espiritual y en las cuales Jesús muestra el contenido profundo de su misión manifestado en la misericordia y el amor por los pobres y los marginados, por los pecadores que no encuentran acogida por nadie, ya que según vemos, los que deberían de hacerlo los ven como seres humanos de segunda clase.Jesús, reta a aquellos que lo critican y lo hace con una pedagogía formidable, atrayendo con simpatía especial a pecadoras y pecadores, excluidos por los dirigentes religiosos y marcados socialmente por su conducta al margen de la Ley, pero lo que quizás  más irritaba era su costumbre de comer amistosamente con ellos, con su alegría les hacia volver a vivir.
De ordinario, olvidamos que Jesús creó una situación sorprendente en la sociedad de su tiempo ya que los pecadores no huyen de él, sino todo lo contrario, se sienten atraídos por él y por su mensaje. Lucas nos dice que “los pecadores y publicanos solían acercarse a Jesús para escucharle”(Lc.15,1). Esto indica que se sienten bienvenidos por El, porqué encuentran en Jesús la comprensión que no encuentran en ninguna otra parte.
En el confesionario muchas veces me encuentro con personas que por sus faltas se sienten inferiores y abandonados y creen que su problema no tiene solución y cuando se les da una palabra de esperanza, se nota de inmediato que vuelven a vivir y hasta su mismo rostro cambia totalmente y pienso que precisamente eso es lo que Jesús nos enseño a hacer, a tratarlos con misericordia, no como jueces, ellos simplemente están hambrientos de amor.
Mientras que los que deberían de ser el rostro del Dios del amor representado en  los fariseos y los doctores de la Ley, considerandos hombres de mayor prestigio moral y religioso, solo saben criticar escandalizándose del comportamiento de Jesús: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”. ¿Cómo puede un hombre de Dios comer en la misma mesa con aquella gente pecadora e indeseable?Cuando leo este versículo, veo que en muchos sectores de nuestra iglesia, aun se conserva esta mentalidad, más que discípulos y hermanos, nos volvemos en muchos de los casos jueces severos.  
Lo que siempre me ha impactado del Señor, es que nunca hizo caso a estas críticas. Sabía que su Padre no es un Juez severo y riguroso del que hablaban con tanta seguridad aquellos maestros que ocupaban los primeros asientos en las sinagogas. El conoce bien el corazón del Padre. Por ello entiende a los pecadores; ofrece su perdón; no excluye a nadie; lo perdona todo. Por esta razón nadie puede volverse un juez que quiera con su rigorismo empañar su inmenso perdón que nos ofrece gratuitamente.
Por eso, Jesús les ofrece su comprensión y su amistad. Aquellas prostitutas y recaudadores han de sentirse acogidos por Dios. Es lo primero. Nada tienen que temer. Pueden sentarse a su mesa, pueden beber vino y cantar cánticos junto a Jesús. Su amistad los va curando por dentro. Los libera de la vergüenza y la humillación. Les devuelve la alegría de vivir, su bienvenida es ya un motivo para seguir viviendo, recobran la paz.
jesus el buen pastorJesús los acoge tal como son, sin exigirles nada de antemano, solo les recibe. Les va contagiando su paz y su confianza en Dios, sin estar seguro de que responderán cambiando de conducta. Lo hace confiando totalmente en la misericordia de Dios que ya los está esperando con los brazos abiertos, como un padre bueno que corre al encuentro de su hijo perdido, como nos lo ha contado hoy en la parábola del hijo prodigo.
La primera tarea de una Iglesia fiel a Jesús no es condenar a los pecadores sino comprenderlos y acogerlos amistosamente, y ese ha sido el caso de nuestro Padre el Papa Francisco, y lo llamo padre, porque cuando lo veo mostrándose amistoso y cariñoso con el mundo, me parece que más que un Papa, es un Papá, porque su figura y su alegría para con los pobres estampa de forma clara a Dios Padre que perdona siempre, perdona todo, perdona a todos… en su alegría y sencillez contagia esperanza y misericordia. Es interesante, los mejores comentarios sobre la figura y doctrina papa Francisco los he escuchado de aquellos que se habían alejado de la iglesia o que tienen estigmas de fe, o que viven al margen de la realidad de Dios, ellos han comenzado a pensar que aun conservan su espacio en medio de nuestra asamblea. Amén. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

“El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.”

(Lc.14,33) 

facebook_photo_92187362461_2101043Seguir a Jesús es uno de los caminos más difíciles que existen, difíciles pero no imposibles, ya que el nos reta continuamente a vivir en libertad y con transparencia.
Mucha gente lo seguía nos cuenta hoy el evangelio de Lucas, pero ante este acontecimiento,  él les explica, que seguirle no es solamente una atracción a su doctrina, no es solo un sentir simpatía por él,  sino que hay que ir mas allá de todos esos sentimentalismos, hay que vivir, seguir y cumplir ciertas exigencias.
Y dentro de todas estas esta la renuncia y el abandono a todo aquello que nos separe de él; inclusive nuestras propias familias; San Gregorio Magno decía: “Debemos de tener caridad con todos, con los parientes y con los extraños , pero sin apartarnos del amor de Dios por el amor a ellos” por ende, Dios y el reino está por encima de todo; de igual forma plantea el desapego a las cosas materiales, ya que estas son una tentación a vivir apegados a ellas y endurecer nuestro corazón pensando que lo material lo es todo, sin darnos cuenta nos terminan dominando y manejando.
Cuentan que un fraile pidió a Francisco permiso para tener como suyo un salterio. (Salmos) El santo le contestó: “Cuando tengas el salterio, querrás un breviario. Y cuando tengas el breviario, te sentarás en tu sillón como un gran prelado y dirás a un hermano tuyo: -’Oye, tráeme mi breviario’”.  Interesante y muy profunda la historia, y tiene lógica, porque entre mas tenemos más queremos, y eso nos hace pesado el caminar, Jesús lo pone claro, para seguirle hay que desprenderse de lo que nos pesa demasiado.
El espíritu de dominio sobre las cosas lleva casi inevitablemente al deseo de dominio sobre las personas y, por tanto, a la falta de consideración y de respeto a los demás. Únicamente el verdadero espíritu de pobreza garantiza un profundo respeto y amor a los demás. Únicamente el espíritu de pobreza hace que vayamos a los hermanos con el exclusivo deseo de servirles.
La pobreza tiene el amor como punto de partida y como punto de llegada. Por eso quizá sea más propio decir que la pobreza, más que una renuncia, es… una conquista del amor manifestado en el desahogo y despego de lo material y esta es una puerta para vivir en libertad.
Sólo hay un camino para acercarnos a la libertad y sólo lo entienden los que se atreven a seguir a Jesús incondicionalmente: vivir en obediencia total a un Dios Padre, origen y centro de referencia de toda vida humana, y servir desinteresadamente a los hombres y mujeres como sus hermanos.
Este desprendimiento del cual habla Jesús es duro, dificil y desconcertante, porque es duro entender que debemos dejar incluso a los que queremos y amamos, mas sin embargo es uno de los requisitos, que implica dejar todo para seguirle.
llevar-la-cruzNo es que Jesús haga un desprecio al amor hacia los más cercanos. No nos dice que les dejemos de amar. Lo que nos recuerda es que la fuente del amor, el amor más grande lo tenemos que tener hacia Dios; de esa fuente nacerá la enseñanza para aprender a amar de verdad a los otros.
Muchos de los amores de la vida nos pueden apartar del camino del amor verdadero. Creemos que nos enamoramos de las personas pero ese amor se puede convertir en una trampa para nuestra libertad. Los amores que hay que superar están en personas físicas a las cuales podemos ver y tocar.
Jesús nos anima a amarle más allá de lo físico, por eso su amor aparece como más exigente. Seguir al Señor necesita de un amor más fuerte porque sus exigencias son mayores.
Seguir a Cristo es intentar vivir como Él vivió. Su vida fue una total entrega por encima de los lazos familiares y de las relaciones filiales. Instauró una nueva forma de relación entre los seres humanos: ver a todos, de una manera especial a los más débiles y necesitados, como miembros de la propia familia de Dios, de esa manera todos pasamos a la categoría de hermanos en el Señor.
Dice que debemos de renunciar a todo lo que tenemos para ser discípulo suyo. Amar a Cristo es preferirlo sobre otros amores. Las renuncias no se refieren solamente a cosas físicas pues hay muchas personas que dan el corazón a cosas materiales. La renuncia que Jesús nos pide pasa también por renunciar a nosotros mismos. Hay personas que han sido capaces de desprenderse en el seguimiento de Jesús de las cosas materiales. No son ambiciosos. Pero, sin embargo, el camino de discípulo no ha llegado a plenitud porque no ha sabido desprenderse de sí mismo: de sus manías y obsesiones, de sus traumas y cerrazones.
Estos creen que son discípulos pero no lo son porque o bien no han querido o no han podido sentir el amor de Cristo en plenitud. Solamente hay una cosa más difícil que desprendernos del amor a las cosas materiales y de las personas que nos rodea, y es precisamente desprendernos de nosotros mismos. Cuando estamos muy centrados en nuestra vida, cuando estamos obsesivamente preocupados por nosotros, por nuestro futuro, por nuestra situación, es muy difícil que el amor de Dios perdure en nosotros ya que nuestros intereses serán otros. Quien sigue a Cristo tiene pocas preocupaciones por sí mismo ya que en el Señor encuentra en cantidad lo que otros no le pueden ofrecer.