domingo, 5 de octubre de 2008

LA CULTURA DE LA MUERTE, RENACE CON NUEVOS ROSTROS I

Hablar de cultura de la muerte no es nuevo, quizás el termino parezca nuevo aunque en realidad es algo a lo que la humanidad se ha venido enfrentando desde hace ya varios siglos, y porque no decirlo desde el primer momento en que nuestros padres desobedecieron a Dios en el paraíso, ya que desde ahí el hombre quedo viciando en su naturaleza e inclinado hacia el pecado, el problema es que a medida que avanza la humanidad esta cultura va creciendo de forma silenciosa, destruyendo cada vez mas la dignidad del genero humano, fomenta su destrucción, sobre todo en aquellos mas pequeños y débiles, sobre los desvalidos y que no tienen voz ni voto en la sociedad, los promotores de esta cultura, ven a estos como peones de ajedrez, como maquinas productoras o como títeres para enriquecerse cada vez mas, en ningún momento favorecen la dignidad de los pequeños ni sus derechos como tal. El término "cultura" de la muerte fue acuñado por el Papa Juan Pablo II en su Encíclica El Evangelio de la Vida, publicada el 25 de marzo de 1995. Esta cultura ha tenido su auge con nuevos rostros y nuevas estrategias en los últimos siglos, específicamente en los dos siglos anteriores ante esta situación el papa Juan Pablo II nos decía "...Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera ´cultura de muerte´" (El Evangelio de la Vida, núm. 12.). Su crecimiento es fomentado cuando los seres humanos sacamos cada día que pasa a Dios de nuestras vidas, y hay que tener claro que la presencia de Dios, representa la vida y la felicidad del hombre y la mujer misma, la presencia de Dios hace que el hombre crezca y se fortalezca en valores, en virtudes, que fomente la paz y el desarrollo interior, mientras que sin Dios, no le interesa absolutamente nada, y comienza su propia autodestrucción. Las estrategias principales que la "cultura de la muerte" ha usado para promover el aborto, la anticoncepción y la "educación" sexual hedonista ahora se han intensificado y se extienden a la manipulación de embriones humanos Ya no es solo el aborto, ya sea quirúrgico o el causado por los anticonceptivos abortivos, la única manera silenciosa y escondida en que la "cultura" de la muerte destruye a los seres humanos no nacidos. Lo es también la fecundación in vitro, la clonación y la experimentación con embriones humanos. Por otro lado, está el crimen de la eutanasia. Éste también ocurre en el silencio y a la sombra de las instalaciones médicas, revestido así de una apariencia de legitimidad. Es parte del engaño de la "cultura" de la muerte, de encubrir la destrucción de la vida de un ser humano con una fachada de "piedad". Es necesario profundizar en nuestro conocimiento sobre el avance que ha tenido la "cultura" de la muerte durante los últimos años. Se precisa una reflexión que ahonde en las estrategias y engaños presentes en los nuevos ataques de esta falsa "cultura". La necesidad de esa reflexión es apremiante, pues mientras más silencioso es el enemigo, más difícil es de combatir. Existe el peligro de que la conciencia, aún la de los buenos, se adormezca ante el sigilo de estas formas de atacar la vida humana, con el consecuente debilitamiento de la acción en defensa de la vida. Ello hay que impedirlo a toda costa, como lo lograremos, no favoreciendo en ningún momento todos estos elementos que la potencia, siendo cristianos auténticos, decididos y defensores de la verdadera cultura, la cultura de la vida.

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