viernes, 5 de septiembre de 2008

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

LA CORRECCION EL PERDON Y LA RECONCILIACION
El evangelio de este domingo trata del pecado, de la corrección, del perdón y de la reconciliación. El pecado, la ofensa, se da en nuestras comunidades. Somos seres imperfectos y por eso debemos estar atentos para no caer en el egoísmo, el pecado, de creernos que somos el centro de la vida y que todo se nos debe. Cuando el ser humano se deja llevar de ese egoísmo, la persona trata de alterar el orden de la creación y tratamos de quitar a Dios de su puesto y el hermano deja de ser hermano para convertirlo en esclavo. El capítulo 18 de San Mateo contiene el llamado “discurso eclesial” pues en él encontramos esos dichos y enseñanzas del Señor para que la comunidad viva en paz y armonía. Comienza con una advertencia en contra de la ambición, el deseo de ser el primero. Continúa con una admonición muy severa en contra del escándalo. En tercer lugar nos habla de la necesidad de afirmar al hermano y no despreciarle, y si el hermano/a se ha perdido, que no nos olvidemos a la oveja perdida. Como humanos nos cuesta mucho aceptar de otros la corrección fraterna, nos cuesta mucho que otros nos evalúen; y es lógico que a veces nos sintamos acosados ante esto, pero tenemos que ver que los que nos corrigen lo hacen para que seamos mejor hombres y mujeres, buscan ayudarnos a crecer, a salir, a caminar, a ver más claro donde quizás no vemos tan claro y nos cuesta hacerlo, esto implica aceptar que otro desgarre nuestro odio, nuestro egoísmo, o incluso nuestro rencor, debemos aprender siempre lo más positivo de todo esto y dentro de todo esto cabe mencionar que el Perdón es uno de los elementos que nos cuesta.
Nos cuesta mucho perdonar y romper el vinculo vicioso del odio y la venganza ¿Sera el perdón una actitud de gente ingenua? Hay momentos en los cuales aun con la mejor voluntad y disposición uno exclama: Esto es demasiado; ya estoy harto. ¿Es que tengo que ser tonto para ser bueno? Y nos tienta a hacer una demostración de fuerza ante el insulto, la calumnia, el atropello y la desconsideración. Lo más normal y común es vengarse cuando se tenga la primera oportunidad y así experimentar ese corrosivo placer que según nosotros nos hace parecer valientes, cuando en la realidad nos hace ver más débiles. Gracias al ejemplo de Cristo, perdonar es posible para los cristianos. Como parte, el practico lo que nos enseño y mando. Estando Jesús en la cruz, víctima del odio mortal de sus enemigos, nos dio la más grande prenda de amor, Perdono a los que lo crucificaba. Danos Señor fortaleza para perdonar a los que nos ofenden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Padre Alex, muy buen dia! soy Carla Sosa, no se si le suena mi nombre, pero fui la dra de San José de la Montaña.... ahora si? la que todavia le debe un libro del Papa JP II? si? bueno, a mi me ha dado un gran gusto encontrarlo, como decimos fue una gran diosidencia buscando una tarea de religión para mi hija! Pero tenga por seguro que estaré pendiente de su blog, esta muy interesate! Que El Señor siga derramando sabiduría y claridad para que pueda seguir educando en la fé. Cuidese mucho. Carla Sosa de Parr