viernes, 17 de junio de 2011

SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD

“Tanto amo Dios al mundo que entrego su hijo único, para que todo el que cree en el no muera…”

(Jn.3,16-18)

Rev. Alexander Díaz




Celebramos este Domingo, la Solemnidad de la Santísima Trinidad, un misterio profundo y que solo a la luz de la fe lo podemos entender a plenitud, con simple y corta razón no basta para entender este misterio tan grande.



Toda nuestra vida cristiana está marcada por el don de la Trinidad, cuando nacemos a la vida sobre natural por la gracia del bautismo, lo hacemos de forma trinitaria, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, cuando se inicia la Santa Eucaristía, se hace de la misma manera, y en fin todos nuestros actos diarios están marcados por la Santa Trinidad.



La Trinidad es un misterio de Comunión es Dios en nosotros, Dios con nosotros y Dios por encima de nosotros. Es el misterio que penetra y envuelve nuestra vida y nuestra historia.
El Espíritu es Dios en nosotros. De él viene la esperanza que peregrina hacia la plenitud de Cristo, él inspira a los profetas la palabra de Dios, él actúa en el corazón de los creyentes para aceptar la palabra de Dios, él reúne a los hijos de Dios en torno al Hijo, él anima la plegaria que dirigimos al Padre. Él ha sido derramado en nuestros corazones y es más íntimo a nosotros que nosotros mismos.


El Hijo es Dios con nosotros, el que ha nacido para ser nuestro hermano, nuestro compañero, nuestro prójimo. El hijo es el rostro de Dios, el que ve al Hijo ve al Padre. Es su Palabra hecha carne en las entrañas de María, ante la cual se actualiza al máximo nuestra responsabilidad.
El Padre es el que nos convoca en Jesús con su Palabra y a quien nos dirigimos por Jesús y a impulsos del Espíritu Santo. Es Dios por encima de nosotros y delante de nosotros, el que está aún por ver y por venir, la reserva de nuestra esperanza infinita.



La Stma Trinidad es propiamente el mismo Dios que ha entrado en comunión con nosotros. Es el Padre que se ha hecho "nuestro Padre", es el Hijo que se ha hecho nuestro hermano, es el Espíritu que se ha hecho nuestra vida. La Stma Trinidad es el misterio que funda nuestra convivencia. Para vivir ese misterio se requiere que todos seamos "nosotros" delante del Padre que nos convoca, que todos seamos una fraternidad en el Hijo que nos acompaña, y que todos participemos de un mismo sentir, de una misma esperanza y de un mismo amor, de una misma vida gracias al Espíritu que ha sido derramado en nuestros corazones.



¿Cómo explicar que Dios es uno y a la vez es Padre, Hijo y Espíritu Santo? Quizás tengamos que decir que en cada amor hay siempre tres realidades o sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une. En líneas generales esto nos demuestra la realidad amorosa de Dios en su relación con las personas.

El texto que la Iglesia hoy nos propone es como una síntesis de la realidad de Dios y los seres humanos. Jesús vino a salvarnos perdonándonos los pecados por el amor que Dios nos tiene. Nos dice también que Dios entregó a su único Hijo por nuestra salvación.

Nuestro mundo tan autosuficiente puede que no atienda a estas palabras. Es probable que alguno crea que no necesita la salvación, que él mismo es el único protagonista de su historia y de su esperanza. Pero bien sabemos que esto no es así. El ser humano necesita de la ayuda de Dios para ser realmente humano. Necesita de su Palabra, de su vida para ser plenamente feliz. Aunque el mundo de hoy me deslumbre con los fogonazos de sus propuestas sólo la luz de Dios me da explicación a la indigencia de mi realidad humana. La propuesta que Dios nos ofrece es la que está basada en el amor.

Muchos cristianos se han instalado en la condena permanente hacia sí mismos y hacia los otros. Son "profetas de calamidades". Su anuncio del Evangelio no es invitación a descubrir el amor que Dios nos tiene, sino una invitación a que nosotros amemos a Dios.

Las personas amamos a quien nos ama. Si no me anuncian el amor que Dios me tiene, es muy difícil que espontáneamente yo pueda amar a Dios. Toda predicación y todo acto de evangelización tiene que empezar siempre con una pregunta: "¿Sabes quién te ama de verdad?" Toda la pedagogía de la conversión será simplemente ahondar en la realidad de Dios que te ama y tu personal respuesta a ese amor. Amor con amor se paga...

Jesús abre las puertas del amor de Dios a toda la humanidad. Él no condena a nadie sino que intenta curar a las personas heridas por el pecado y por la vida... Cada vez tengo más la impresión de que la vida es como un gran barco donde toda la humanidad navega, y que absolutamente todos los seres humanos tenemos que ir tapando las grietas por donde entra el sufrimiento y la desesperanza. Todos navegamos por el mismo mar de la eternidad. Juntos vamos en la misma nave de la vida. Ser cristiano es tener la certeza de que Dios también navega con nosotros, no nos ha dejado ni solos ni desamparados.

Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nos concedan la gracia necesaria para vivir nuestra vida cristiana en un constaten contacto con ese divino y recibiendo esta gracia inmerecida podamos vivir habitados de esta gracia Trinitaria. Amen

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