El jueves 10 de Julio, partimos hacia Sidney Australia, para participara de la Jornada Mundial de la Juventud, mas de docientos jovenes de la diocesis de Arlington, veniamos llenos de ilusiones y esperanzas, llenos de interrogantes de como seria lo que nos esperaria al llegar a la tierra de los Canguros, fue un largo camino, desde los angeles hasta Sidney fueron exactamente 14 horas en avion. Llegamos cansados, pero felices de estar cerca de tan esperado evento.
El lema de esta jornada fue "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos" (Hch 1,8) y de verdad que fue el espiritu quien nos reunio al rededor de Pedro, el pescador, representado en el Santo Padre Benedicto XVI. Desde el dia sabado doce comenzamos a inundar las calles de Sidney, y poco a poco se comenzo a convertir toda la ciudad en una gran fiesta espiritual, jovenes de todo el mundo comenzamos a llegar, de todos colores, y continentes hablando diferentes lenguas, vestidos algunos de diferentes formas, y atuendos, cantando, bailando, rezando, fue una fiesta del Espiritu, sin que el mundo se diera cuenta, le comenzamos a decir poco a poco, la Iglesia sigue viva, la Iglesia es joven, nosotros somos la esperanza de esta iglesia que muchos quieren desgarrar con su odio, su rencor, su ira, sus guerras, estamos aqui para ser testigos de que con nuestra inquietude, nuestros sueños queremos cambiar muchas cosas que para muchos no tienen solucion.
Fue impresionante ver los rostros atonitos y desconsertados de muchas personas por las calles, (que quizas ni creen en Jesus) cuando sin miedo pasabamos, cantando, y rezando y algunos hasta bailando de alegria, quizas se preguntaban que pasa, porque lo hacen, la respuesta era sencilla, habiamos sido llamados por Jesus y por su espiritu, y estabamos testificando al mundo que el sigue vivo, porque no hay otra explicacion para esto.
Cuando me encontraba en medio de Españoles, africanos, franceses, italianos, japoneses, vietnamitas, coreanos, australianos, norteamericanos, wauuu son tantas nacionalidades, recordaba la lectura de los Hechos de los apostoles donde cada quien hablaba en su lengua, este evento de verdad que fue un pentecostes, un Nuevo pentecostes, un pentecostes de la juventud, donde todos vinimos para ser testigos en un solo Corazon de que Jesus esta vivo, de que el es la solucion a las interrogantes del mundo. Cerca de mas de medio millon de jovenes, la gran mayoria sin entendernos por la lengua pero si, entendemos que estamos aqui por Jesus y ese lenguaje si que lo entendimos. El Papa Benedicto XVI, fue muy enfatico al alentarnos a no desfallecer ante los retos de esta sociedad modernizada "una nueva generación de cristianos está llamada para ayudar a construir un mundo"."¡El mundo necesita renovación!", destacó antes de volver a señalar la existencia de una crisis de religiosidad al afirmar que "en muchas sociedades, junto con la prosperidad material, se está extendiendo un desierto espiritual: un vacío interior, un temor sin nombre, un sentimiento silencioso de desesperación".Para superar esa falta de fe, Benedicto XVI propuso el evangelio que revela "la dignidad como hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios" y "el maravilloso llamado de la humanidad, el cual es encontrar satisfacción en el amor". Ante todos estos retos y lo vivido regresamos a casa con el compromiso de ser testigos mas audases y desinteresados, ser mejores hombres y mujeres. De algo estoy seguro, ninguno de nosotros regresa igual, regresamos renovados por un Nuevo pentecostes. El Espiritu nos llama, y responderemos como verdaderos testigos
El lema de esta jornada fue "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos" (Hch 1,8) y de verdad que fue el espiritu quien nos reunio al rededor de Pedro, el pescador, representado en el Santo Padre Benedicto XVI. Desde el dia sabado doce comenzamos a inundar las calles de Sidney, y poco a poco se comenzo a convertir toda la ciudad en una gran fiesta espiritual, jovenes de todo el mundo comenzamos a llegar, de todos colores, y continentes hablando diferentes lenguas, vestidos algunos de diferentes formas, y atuendos, cantando, bailando, rezando, fue una fiesta del Espiritu, sin que el mundo se diera cuenta, le comenzamos a decir poco a poco, la Iglesia sigue viva, la Iglesia es joven, nosotros somos la esperanza de esta iglesia que muchos quieren desgarrar con su odio, su rencor, su ira, sus guerras, estamos aqui para ser testigos de que con nuestra inquietude, nuestros sueños queremos cambiar muchas cosas que para muchos no tienen solucion.
Fue impresionante ver los rostros atonitos y desconsertados de muchas personas por las calles, (que quizas ni creen en Jesus) cuando sin miedo pasabamos, cantando, y rezando y algunos hasta bailando de alegria, quizas se preguntaban que pasa, porque lo hacen, la respuesta era sencilla, habiamos sido llamados por Jesus y por su espiritu, y estabamos testificando al mundo que el sigue vivo, porque no hay otra explicacion para esto.
Cuando me encontraba en medio de Españoles, africanos, franceses, italianos, japoneses, vietnamitas, coreanos, australianos, norteamericanos, wauuu son tantas nacionalidades, recordaba la lectura de los Hechos de los apostoles donde cada quien hablaba en su lengua, este evento de verdad que fue un pentecostes, un Nuevo pentecostes, un pentecostes de la juventud, donde todos vinimos para ser testigos en un solo Corazon de que Jesus esta vivo, de que el es la solucion a las interrogantes del mundo. Cerca de mas de medio millon de jovenes, la gran mayoria sin entendernos por la lengua pero si, entendemos que estamos aqui por Jesus y ese lenguaje si que lo entendimos. El Papa Benedicto XVI, fue muy enfatico al alentarnos a no desfallecer ante los retos de esta sociedad modernizada "una nueva generación de cristianos está llamada para ayudar a construir un mundo"."¡El mundo necesita renovación!", destacó antes de volver a señalar la existencia de una crisis de religiosidad al afirmar que "en muchas sociedades, junto con la prosperidad material, se está extendiendo un desierto espiritual: un vacío interior, un temor sin nombre, un sentimiento silencioso de desesperación".Para superar esa falta de fe, Benedicto XVI propuso el evangelio que revela "la dignidad como hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios" y "el maravilloso llamado de la humanidad, el cual es encontrar satisfacción en el amor". Ante todos estos retos y lo vivido regresamos a casa con el compromiso de ser testigos mas audases y desinteresados, ser mejores hombres y mujeres. De algo estoy seguro, ninguno de nosotros regresa igual, regresamos renovados por un Nuevo pentecostes. El Espiritu nos llama, y responderemos como verdaderos testigos
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