miércoles, 19 de marzo de 2008

JUEVES SANTO

LA MISA DE LA CENA DEL SEÑOR

La celebración del Jueves Santo está centrada en la institución de la Eucaristía en la que la Iglesia descubre y celebra la actitud de amor fraterno de Cristo que se continúa en el servicio de los cristianos

INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA


Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía". Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía". Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
1Co 11,23-26 La Eucaristía es tradición recibida. No se trata de una celebración individual donde cada uno hace lo que quiere, sino de una tradición recibida del Señor a través de la Iglesia. Este camino de la tradición del Señor a través de las generaciones cristianas es el que hace posible la renovación de la cena y la pasión del Señor en todos los momentos de la historia. Es un camino de ida en la historia que hace posible la vuelta, el recuerdo vivo y presente del sacrificio del Señor.
La Eucaristía es sacrificio memorial. Es sacrificio pues la sangre es símbolo de la nueva alianza realizada en la cruz del Señor. Es también memorial, no simple recuerdo: La acción litúrgica realiza verdaderamente la salvación. El pasado (la cruz del Señor) se hace accesible en el presente (la vida de la Iglesia) por medio de la celebración. En la celebración tenemos, pues, el memorial y el símbolo de la muerte del Señor. La Eucaristía nos da el ejemplo de la entrega de Cristo para hacerlo realidad en nuestra vida. Finalmente la Eucaristía es anuncio de la muerte del Señor hasta que vuelva. El Señor presente en la Eucaristía es ya un anticipo ante el mundo de lo que será la culminación de la obra salvadora de Dios.

EL LAVATORIO DE LOS PIES



Es un gesto propio de esta celebración que queda resaltado por la liturgia. En él tenemos el resumen de todo lo que significa el Jueves Santo. Con la narración del lavatorio de los pies y su realización la liturgia nos transmite el sentido más profundo de la Eucaristía. Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: -¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Jn 13,12-15 El lavatorio de los pies, acción humillante y propia de esclavos, es el símbolo de la persona de Jesús y su actuación, de su entrega radical que incluye la Eucaristía. Cristo es el sacramento primordial y la eucaristía es la revelación de Cristo y de su amor a los suyos hasta el extremo, así como la respuesta de éstos en la fe y en la caridad. No se trata simplemente de un ejemplo moralizante, sino del símbolo de la entrega de Cristo y de sus discípulos que es celebrada en la Eucaristía. Es el mismo Señor quien, con el pan y la copa, nos dice: "haced esto en memoria mía", y quien, como esclavo a los pies de los hermanos, nos dice "también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros". Eucaristía y fraternidad son las dos caras de una misma moneda. Celebrar la Eucaristía es, por tanto, tomar parte en la carne humillada de la entrega total del Hijo y exaltada por la obra transformadora del Espíritu, ser injertados en la vida para dar frutos de amor en el mundo.

AMOR Y SERVICIO


Hemos visto como la celebración del Jueves Santo está centrada en el amor de Cristo que se entrega por sus hermanos. La conclusión práctica de esta celebración debe ser el amor y el servicio de los cristianos.El Jueves Santo es día del amor fraterno. El sacrificio de Cristo debe comprometernos a amarnos. Es un día para examinarnos en el amor a la luz de Cristo. No se trata de buenas palabras, sino de hechos.
También en este día celebramos la institución del ministerio de la Iglesia. En los ministros ordenados Cristo quiere seguir presente en medio de su comunidad como el que parte el pan y lava los pies de los discípulos. Más allá de la limitación y pobreza de los hombres que lo realizan, en los ministros de la Iglesia reconocemos la presencia permanente de Cristo como servidor de su comunidad.

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